Reseña "El cuento que quería ser leído"

Título: El cuento que quería ser leído

Texto e ilustración: Carolina Rabei

Editorial: Maeva Young

Edad recomendada: A partir de 3 añitos (ya sabéis que esto es relativo)

Año de publicación: 2021

En las bibliotecas hay libros que cuentan infinidad de historias diferentes, ¡hay para todos los gustos! Pero no solo eso. También hay otro tipo de historias menos conocidas: las que los cuentos cuentan de ti. ¿Cómo? ¿No te lo crees? Cuando la biblioteca cierra y la última bibliotecaria se va para su casa, todos los cuentos se reúnen para contar qué han hecho con sus lectores en los últimos días.

Cada uno cuenta su batallita: a unos los han leído en el autobús, a otros mientras comían… Pero Dino los mira con gesto triste desde la última balda de una de las estanterías. Desde que llegó a la biblioteca, nadie ha querido leerlo ni llevárselo a casa. Por supuesto, todos los libros están dispuestos a ayudarle para que eso cambie.

El plan estaba claro. Al día siguiente, lo harían caer cerca de Sofía, la niña más lectora de la biblioteca. Seguro que la pequeña sería incapaz de resistirse.

Al principio todo marchaba según lo previsto, pero justo cuando Sofía tomó a Dino entre sus manos, apareció su mejor amiga y lo dejó sobre una mesa sin hacerle apenas caso.

Cerca de esa mesa se encontraba Juan, el hermano pequeño de Sofía. Los libros pensaron que lo tenían todo perdido, ya que el niño nunca leía nada ni había sacado jamás un libro de la biblioteca. A él solo le gustaba dibujar. Se pasaba así tooooooodo el tiempo.

Pero cuál fue su sorpresa cuando, gracias a una ráfaga de aire, Dino se abrió, Juan estornudó y, así, se cruzaron sus miradas. En las páginas de Dino aparecían increíbles dibujos de diferentes dinosaurios, exactamente como los que Juan dibujaba día tras día en su cuaderno.

De pronto, Juan se sentía incapaz de dejar de leer las páginas de ese libro. En todas y cada una de ellas se hablaba de diferentes dinosaurios, que era lo que al niño más le podía gustar en el mundo. La bibliotecaria le explicó que se lo podía llevar a casa para seguir disfrutándolo.

Fueron unos días increíbles en los que Dino y Juan no se separaron ni un instante. El libro fue leído en el coche, en la escuela, en la mesa de la cocina, en la bañera… ¡Juan hasta se lo enseñó a todos sus amigos, a los de Sofía y a los de sus papás! Dino no podía estar más feliz, pero, ¿y si al regresar a la biblioteca ya nadie lo volvía a leer?

Tengo que reconocer que, en cuanto lo recibí en la librería, me enamoré profundamente de este libro. La combinación de texto e ilustración es fabulosa, pero, ¿qué me decís del mensaje? Día a día nos perdemos infinidad de libros solo porque, de primeras, no nos llaman la atención. ¡Ojo, yo la primera! Es cierto que siempre me dejo llevar mucho por las portadas, pero me ha pasado un montón de veces que, dando ese salto, me he encontrado con historias fabulosas.

Además, me parece también ideal para comprender cómo el tipo de libros que ofrecemos a nuestros niños y niñas (¡y adultos!) pueden marcar o no su amor por la lectura. En este caso, a Juan nunca le ha gustado leer, pero en cuanto descubre un cuento con un tema que le apasiona, ¡disfruta del libro como nadie! Eso es lo que intento transmitir, día tras día, en mi librería. A veces me miráis raro cuando os pregunto por los gustos de vuestros peques, pero seguro que ahora ya sabéis el motivo por el que lo hago, ¿verdad?

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